Instituto Panamericano
Universidad Tecnológica de Panamá
Seminario Evangélico de Puerto Rico
Español – Inglés – Portugués
Ecumenismo Inclusivo
Empresa Privada
Brevemente…
Tengo juanete y no quiero hablar de eso. Me dan pena, me dan rabia y solo quien los padece podrá entenderme. Sin embargo, estoy aquí intentando escribir sobre algo que no es tema. La cosa es que me compro sandalias que los disimulen; es un lío en un mood de playa o en tiempos de hamaca – me siento muy insegura. Vale bestia que no pueda usar tacones; además de que me causan dolor, cooperan con la continua deformación. No son bonitos ni prittys, nunca estarán a la moda y pa’cabar son hereditarios.
Qué hago? Hablar de eso y superarlo. Entendí que ser prisionera de la vanidad hace de mí otra víctima de la estupidez porque el culto al cuerpo humano por encima de la libertad social es estúpido. Privarme de la arena mojada y de sentir libremente el agua, opacar mi personalidad extrovertida por unos pinches juanetes que no significan más que un detalle insignificante ante todo lo bueno que tengo; es realmente estúpido. El culto al cuerpo humano es peor que la idolatría, ya no es creer en algún ser superior con más poderes y alcance que los humanos sino que el yo se convierte en un dios. El YO que es tan insignificante ante un tsunami o un cáncer o la muerte se convierte en dios. No hay nada más estúpido que eso y eso es egolatría o yoísmo – es egoísta y autodestructivo.
Las pre-ocupación nacida de los juanetes es vergonzosa pudiéndome ocupar en algo que tenga un verdadero significado pero sobre todo me deja ‟en panga” con mis creencias cristianas donde importa lo que realmente importa – lo que te lleve a la vida y lo que te libre de la muerte. Ante esto último: ¿qué es un juanete?.
Quizá por atrevida me odien aunque creo que hay una gran posibilidad de que me quieran. De cualquier modo, la intención no es que les guste, sino que cada tema les disguste tanto que actúen.
En fin, conozco la gramática y la ortografía pero es mi estilo y mi gana: escribir como soy y como me escucho, muy panameña. Creo que uno de mis propósitos en la vida es ser un canal de verdades, es ser herramienta para la transformación integral del ser humano entendiendo que todo tiene un porqué y nadie nace Hitler, Teresa, Osama, Lenin o Gandhi; todo ser es lo que su entorno le permite ser.
Quiero hablar de lo que nadie quiere hablar, porque las cosas no cambian precisamente por eso. Porque nadie se atreve, porque a nadie realmente le importa, porque hoy no les afecta y porque todo esto en conjunto me perjudica a mí, a mi familia, a mi país, a mi mundo, a quienes quiero y a quienes puedo querer un día. Me afecta la violencia intrafamiliar porque serán sus hijos los resentidos que me violarán un día y son las hijas de sus hijas quienes -un día de mala suerte- le ofrecerán droga a mi sobrina. Del mismo modo me afecta la pedofilia y la crítica ligera a todo aquello que es diferente a lo propio. Me afecta el fanatismo ofensivo, el desuso del –usted-, la insensibilidad ante las personas de tercera edad y el abuso a la fauna y la flora de Abya Yala, la Nonantzin o la Pachamama.
Si alguien cree que es inmune a todo esto, le tengo noticias. Demos gracias a Dios porque tenemos el poder de hacerlo todo distinto. Sea bienvenida su fe, su origen y su opinión - damos gracias porque es respeto a la diversidad la madre de todas las justicias.
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Brevemente…
Tengo juanete y no quiero hablar de eso. Me dan pena, me dan rabia y solo quien los padece podrá entenderme. Sin embargo, estoy aquí intentando escribir sobre algo que no es tema. La cosa es que me compro sandalias que los disimulen; es un lío en un mood de playa o en tiempos de hamaca – me siento muy insegura. Vale bestia que no pueda usar tacones; además de que me causan dolor, cooperan con la continua deformación. No son bonitos ni prittys, nunca estarán a la moda y pa’cabar son hereditarios.
Qué hago? Hablar de eso y superarlo. Entendí que ser prisionera de la vanidad hace de mí otra víctima de la estupidez porque el culto al cuerpo humano por encima de la libertad social es estúpido. Privarme de la arena mojada y de sentir libremente el agua, opacar mi personalidad extrovertida por unos pinches juanetes que no significan más que un detalle insignificante ante todo lo bueno que tengo; es realmente estúpido. El culto al cuerpo humano es peor que la idolatría, ya no es creer en algún ser superior con más poderes y alcance que los humanos sino que el yo se convierte en un dios. El YO que es tan insignificante ante un tsunami o un cáncer o la muerte se convierte en dios. No hay nada más estúpido que eso y eso es egolatría o yoísmo – es egoísta y autodestructivo.
Las pre-ocupación nacida de los juanetes es vergonzosa pudiéndome ocupar en algo que tenga un verdadero significado pero sobre todo me deja ‟en panga” con mis creencias cristianas donde importa lo que realmente importa – lo que te lleve a la vida y lo que te libre de la muerte. Ante esto último: ¿qué es un juanete?.
Quizá por atrevida me odien aunque creo que hay una gran posibilidad de que me quieran. De cualquier modo, la intención no es que les guste, sino que cada tema les disguste tanto que actúen.
En fin, conozco la gramática y la ortografía pero es mi estilo y mi gana: escribir como soy y como me escucho, muy panameña. Creo que uno de mis propósitos en la vida es ser un canal de verdades, es ser herramienta para la transformación integral del ser humano entendiendo que todo tiene un porqué y nadie nace Hitler, Teresa, Osama, Lenin o Gandhi; todo ser es lo que su entorno le permite ser.
Quiero hablar de lo que nadie quiere hablar, porque las cosas no cambian precisamente por eso. Porque nadie se atreve, porque a nadie realmente le importa, porque hoy no les afecta y porque todo esto en conjunto me perjudica a mí, a mi familia, a mi país, a mi mundo, a quienes quiero y a quienes puedo querer un día. Me afecta la violencia intrafamiliar porque serán sus hijos los resentidos que me violarán un día y son las hijas de sus hijas quienes -un día de mala suerte- le ofrecerán droga a mi sobrina. Del mismo modo me afecta la pedofilia y la crítica ligera a todo aquello que es diferente a lo propio. Me afecta el fanatismo ofensivo, el desuso del –usted-, la insensibilidad ante las personas de tercera edad y el abuso a la fauna y la flora de Abya Yala, la Nonantzin o la Pachamama.
Si alguien cree que es inmune a todo esto, le tengo noticias. Demos gracias a Dios porque tenemos el poder de hacerlo todo distinto. Sea bienvenida su fe, su origen y su opinión - damos gracias porque es respeto a la diversidad la madre de todas las justicias.